martes, 16 de junio de 2009

Corazón roto.

Para Lucía.

Te cuesta trabajo, pero logras que se quede lo suficientemente quieto como para clavarle el cuchillo e irle abriendo el vientre. Lo ves retorcerse calladito, y dejas que la sangre gotee por el filo de la mesa. No parpadeas, no respiras; nomás extiendes tus manos y le rompes el cuello. Le acaricias un rato la nariz, así, con las manos empapadas. Después le empiezas a sacar las vísceras. Él te quería y tú lo sabes. Si no, ¿por qué más te lo habría regalado?

Él te quería, tú lo sabes. Él te llevaba al parque, tomaba tu mano, (y tú que creías que ese tipo de cursilerías ya no se hacían) y te hablaba por horas. Él te quería. Él conoció a tu padre, te acompañó a la tumba de tu madre, armó un negocio con tu tío Robe, saludó a tus tías, abrazó a tus hermanos, lloró contigo cuando te sentías desolada, te llevó por primera vez a ver el mar, te inventó cuentos cuando subían a la azotea, te esperó cinco horas bajo la lluvia, te garabateó un mensaje de amor con un plumón negro en la puerta de la cochera, te pidió permiso para coquetearte, pintó la puerta de tu cochera, te presentó a su madre, te presentó su gata, te hizo amiga de sus amigos, te escuchó llorar por teléfono, te lloró por teléfono, te regaló claveles y hojas de sauce, te compró discos, te hizo un paquete con sus libros favoritos, te regaló un conejo, te dijo que ya no quería andar contigo. Te regaló un conejo.

1 comentario:

  1. Caray con usté y sus ¿veinte años? A su edad yo no salía de escribir sobre flores...(de hecho todavía lo hago) Lo felicito porque no sólo es original (que nunca es suficiente mérito) sino que logra atrapar, y asombrar.

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